Artículo de FIDEL RODRIGUEZ. Es Presidente de la Sociedad Española de Enfermería Familiar y Comunitaria. (Ávila)
Aprovechando la crisis, el Gobierno ha decidido que los temas que han estado durmiendo el sueño de los justos y que han venido, en cierta medida, lastrando el sistema pasen a primera plana de la actualidad sanitaria. Son tema que se han visto postergados por el quehacer de las comunidades autónomas tras las transferencias y que han estado produciendo cierto gasto menor, pero innecesario. Nos estamos refiriendo a la estatutarización de los funcionarios, que termina con los mismos de un plumazo; a los cambios de jornada que, dicho sea de paso, persiguen un ahorro a costa de los desempleados enfermeros; a las reestructuraciones de plazas, tema aplazado constantemente y que ha permitido tener profesionales con cupos de menos de menos de doscientas cartillas, y a otros recortes que aunque habían sido conquistas laborales, ahora parece haber un cierto arrepentimiento sobre lo concedido,por ejemplo comidas, días de libre disposición, posibilidad de descanso el día después de la guardia, carrera profesional, que tras el susto de la crisis parece que se nos ha pasado la desmotivación y ya no necesitamos progresar. Hoy morir de enfermera sin grado alguno puede ser hasta un logro motivador.
La crisis lejos de mantener los valores que han hecho prosperar a nuestro sistema sanitario, nos aleja rapidamente de éstos. No sólo no se quieren mantener sino que son molestos y alejan a los gestores de los profesionales¡ verdadera esencia de un sistema sanitario de otros tiempos! Hoy ni siquiera el paciente es el centro del sistema; lo son los recortes. Da igual que los profesionales tengan menos recursos, que mermen la calidad de sus actuaciones o que se transfiguren las aportaciones económicas al sistema en efectos colaterales de sostenibilidad; todo es el producto del cambio de los grandes valores del sistema sanitario: equidad, gratuidad,universalidad,participación ( no pediremos participación por si acaso) cohesión, etc. etc.
Lo que ha sido un logro de la sociedad española, ahora se ve como una carga y esto si que comienza a ser un problema de salud física, psiquica y espiritual y, por tanto, de bienestar social.
Es algo que va más allá, es un ataque a la línea de flotación del sistema sanitario español. Un sistema barato, eficaz y muy, pero que muy competitivo.
Aprovechando la crisis, el Gobierno ha decidido que los temas que han estado durmiendo el sueño de los justos y que han venido, en cierta medida, lastrando el sistema pasen a primera plana de la actualidad sanitaria. Son tema que se han visto postergados por el quehacer de las comunidades autónomas tras las transferencias y que han estado produciendo cierto gasto menor, pero innecesario. Nos estamos refiriendo a la estatutarización de los funcionarios, que termina con los mismos de un plumazo; a los cambios de jornada que, dicho sea de paso, persiguen un ahorro a costa de los desempleados enfermeros; a las reestructuraciones de plazas, tema aplazado constantemente y que ha permitido tener profesionales con cupos de menos de menos de doscientas cartillas, y a otros recortes que aunque habían sido conquistas laborales, ahora parece haber un cierto arrepentimiento sobre lo concedido,por ejemplo comidas, días de libre disposición, posibilidad de descanso el día después de la guardia, carrera profesional, que tras el susto de la crisis parece que se nos ha pasado la desmotivación y ya no necesitamos progresar. Hoy morir de enfermera sin grado alguno puede ser hasta un logro motivador.
La crisis lejos de mantener los valores que han hecho prosperar a nuestro sistema sanitario, nos aleja rapidamente de éstos. No sólo no se quieren mantener sino que son molestos y alejan a los gestores de los profesionales¡ verdadera esencia de un sistema sanitario de otros tiempos! Hoy ni siquiera el paciente es el centro del sistema; lo son los recortes. Da igual que los profesionales tengan menos recursos, que mermen la calidad de sus actuaciones o que se transfiguren las aportaciones económicas al sistema en efectos colaterales de sostenibilidad; todo es el producto del cambio de los grandes valores del sistema sanitario: equidad, gratuidad,universalidad,participación ( no pediremos participación por si acaso) cohesión, etc. etc.
Lo que ha sido un logro de la sociedad española, ahora se ve como una carga y esto si que comienza a ser un problema de salud física, psiquica y espiritual y, por tanto, de bienestar social.
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