sábado, 31 de marzo de 2012

HISTORIA DE LOS CALCETINES

(imágen extraida "Terraeantiqvae")

La mayoría de expertos coinciden en que los primeros calcetines de la Edad de Piedra fueron hechos a partir de piel de animal, que nuestros ancestros se enrollaban en los pies.
Allá por el siglo VIII antes de Cristo, el poeta griego Hesiodes escribía acerca de los piloi, unos calcetines hechos con pelo de animal prensado.
Los romanos empezaron arropando sus pies con tiras de piel o tela. En el siglo II antes de Cristo, ya usaban los udones, hechos de hilo trenzado y que cubrían por encima del tobillo.
La palabra “calcetín” se deriva del soccus latino, del viejo socc inglés y de la palabra del inglés medio socke. El “soccus” era un zapato usado por los actores cómicos romanos. Cabían holgadamente y podían ser sacados rápidamente. La sandalia soccus fue la antecesora del moderno calcetín que cubre la pantorrilla. Desde Roma, el soccus de cuero blando llegó hasta las Islas británicas, donde los anglosajones abreviaron su nombre en sock. Al mismo tiempo, descubrieron que un soc blando llevado con una bota gruesa protegía el pie contra la abrasión del cuero. Tal es el origen de la moderna palabra inglesa sock.
Durante las cruzadas y períodos góticos (1000-1300), las medias de lino para las dos piernas fueron reemplazadas por las medias de tubo cosidas (como las medias de mujer actuales). Con el paso del tiempo, la media externa fue ensamblada y denominada media cerrada o par de piernas.
Desde 1340 en adelante los hombres comenzaron a usar ropa más corta llamada “gippons” o “pourpoints”. Estas prendas de vestir de corto exponían las piernas y se perfeccionaron técnicas para que quedasen más ajustados.
En el siglo XII la palabra calcetín significaba  “zapato bajo” o “deslizador”. Se convirtió oficialmente para la aristocracia en un protector para el pie, que a veces llegaba hasta la rodilla.
El Reverendo William Lee de Nottinghamshire en Inglaterra inventó en 1589 una máquina para hacer calcetines, y comenzaron a hacer “calcetería” de algodón, lana y seda. La máquina hacía calcetines de colores, mas fáciles de producir y más baratos, aumentando así su popularidad y acercándolos al gran público.
El desarrollo de mejores técnicas de tratamiento de tejidos evolucionaron. La parte superior de los calcetines fueron pensadas para ajustarse más fácilmente a través de una serie de pequeños lazos, ocultos por un bordado, alrededor de los tobillos.
La decoración del tobillo bordado conocido como “clocks” se puso de moda en el siglo XVII. La moda europea de los siglos XVI y XVII estuvo muy influenciada por España. Enriquecida con el oro del Nuevo Mundo, las telas españolas se adornaban con bellos detalles, bordados y embellecidos con joyas. Para los calcetines de caballero, se usaba la mejor seda y se adornaba con emblemas de relojes.
En el siglo XVIII los hombres y las mujeres llevaban medias generalmente blancas de seda o lana.
Fue en la época Victoriana, a finales del siglo XIX , cuando entre hombres se empezaron a usar calcetines oscuros, sobre todo después de la muerte de Albert,
el marido de la reina Victoria, en 1861. Fue un largo período de duelo que, junto a la revolución industrial, hizo del negro el color más común en los armarios masculinos.
En la década de 1930 apareció una nueva máquina circular que producía prendas en una sola pieza y ya no necesita ser cosida.
La calidad de las telas españolas han jugado un papel muy importante en la historia del calcetín. La Reina Isabel I de Inglaterra rechazó tajantemente la primera patente de la máquina de William Lee, porque no le gustaba el tacto de los calcetines que producía. La Reina estaba acostumbrada a los calcetines de fina seda importados de España. Su máquina -se quejaba la Reina- hacía calcetines de lana demasiado bastos para los pies reales.
Hoy en día las técnicas de producción se han perfeccionado hasta un punto inimaginable, y los calcetines están diseñados para proveer de máximo confort a su dueño. Hoy los calcetines son usados tanto por mujeres como hombres y son un básico, fundamental en nuestro armario. Son una prenda de vestir tan importante como cualquier otra. Saber llevar unos calcetines con estilo es un arte que muchos aprovechan para marcar su estilo, creando una identidad muy definida por el buen vestir.
¿Sabías que…?
En la aristocracia japonesa de la era Meiji los calcetines se convirtieron en objetos muy valiosos, siendo un símbolo de status social (ejemplo: 2kg de arroz valían 3 monedas y unos pares de calcetines 10 monedas).

El Museo Naigai, en Tokio (Japón) dispone de la colección de calcetines más grande del mundo: ! 20.000 pares!.

Oda a los calcetines

Pablo Neruda


Me trajo Mara Mori
un par de calcetines,
que tejió con sus manos de pastora,
dos calcetines suaves como liebres.
En ellos metí los pies
como en dos estuches
tejidos con hebras del
crepúsculo y pellejos de ovejas.

Violentos calcetines,
mis pies fueron dos pescados de lana,
dos largos tiburones
de azul ultramarino
atravesados por una trenza de oro,
dos gigantescos mirlos,
dos cañones;
mis pies fueron honrados de este modo
por estos celestiales calcetines.

Eran tan hermosos que por primera vez
mis pies me parecieron inaceptables,
como dos decrépitos bomberos,
bomberos indignos de aquel fuego bordado,
de aquellos luminosos calcetines.

Sin embargo, resistí la tentación
aguda de guardarlos como los colegiales
preservan las luciénagas,
como los eruditos coleccionan
documentos sagrados,
resistí el impulso furioso de ponerlas
en una jaula de oro y darles cada
día alpiste y pulpa de melón rosado.

Como descubridores que en la selva
entregan el rarísimo venado verde
al asador y se lo comen con remordimiento,
estiré los pies y me enfundé
los bellos calcetines, y luego los zapatos.
Y es esta la moral de mi Oda:
Dos veces es belleza la belleza,
y lo que es bueno es doblemente bueno,
cuando se trata de dos calcetines
de lana en el invierno.


 

No hay comentarios:

Publicar un comentario